Ya estamos a las puertas de las fiestas navideñas. Son días para compartir, para emocionarse.

Días para regalar tu presencia, tu amor, tu sonrisa, tu locura creativa, tu danza, tus besos y abrazos.

¡¡A gozar y disfrutar con todos tus seres queridos!! en casa, de viaje o en la calle, contágiate de la alegría de estas fechas.

Esto es lo típico y lo que abunda en Navidad. Y es maravilloso. Aunque la realidad a muchos nos trae a veces escenarios muy distintos por estas fechas.

Sé por varios clientes que me lo han comentado que están un poco preocupados y estresados porque en estas fechas se reúnen con la familia, con algunos familiares que no ven desde hace tiempo y con los que solían tener conflictos, eso sería lo típico para ello en estas fechas y temen que las antiguas heridas y proyecciones se repitan.

Si este es tu caso  ¡Haz de esta una Navidad diferente!

Que estas fechas sirvan para limpiar las heridas dentro de ti. Para ello no necesitamos siquiera que las personas en las que se proyectaban estén presentes. Podemos perdonar y llenarnos de paz en un diálogo interno, sabiendo que antes o después se manifestará en nuestra vida exterior.

Incluso si alguien querido ha fallecido y ya no está con nosotros, otro motivo habitual de tristeza en estas fechas, podemos dialogar con ellos en nuestro interior, y solucionar cualquier asunto pendiente energéticamente.

Nuestros seres queridos nos acompañan cuando les mantenemos vivos y presentes dentro de nosotros.

Tener en cuenta que somos guiados y que hay un plan maravilloso del Universo para nosotros nos ayudará a disfrutar de corazón estas fechas, ya sea que las pases en familia, con amigos, como si por circunstancias puntuales de este momento, no tienes ningún plan especial, ríndete a la experiencia que la vida te trae con una mirada amorosa y de gratitud.

Tu auténtica presencia es el mayor regalo que le puedes hacer al mundo.

Cuando paseas por la calle, al entrar en un café o en el supermercado, al saludar a tus amigos, al cocinar, al limpiar tu casa, a jugar con tus hijos, tus sobrinos, al jugar con tu mascota o con la del vecino… encuentra ese espacio de honestidad y absoluta presencia dentro de ti y regala tu apreciación y tu sonrisa, para ti primero, extendiéndola para los demás.

Encuentra ese estado de paz que nace del respeto y la apreciación por lo que te rodea, fluye en lo que te vaya aconteciendo en una total rendición a la vida.

Ten en cuenta que muchos de los conflictos en estos encuentros familiares son porque al haber crecido juntos creemos que les conocemos mejor que a nadie, al mismo tiempo que ellos creen que nos conocen mejor que nadie!!… Sin embargo es el filtro del pasado el que  nos hacer percibir eso, y que nos hace percibir «cómo creemos que es el otro«.

Abrete a limpiar tu mirada antes de cada encuentro, vaciar tu memoria con una intención genuina de CONOCER a las personas y los familiares que se reúnen contigo, compartiendo con ellos el momento presente, sin filtros, sin juicios, sin condicionarte por el pasado.

Cuando compartimos el pasado con otras personas, podemos caer fácilmente en la trampa de verles como aquella persona del pasado, y no nos damos la oportunidad de verles como son ahora. Y viceversa.

Por ello, si en algún momento sientes que «te tocan la fibra sensible», respira profundo unas cuantas veces, detén el impulso inicial de reaccionar con rabia o dolor, y en su lugar observa la situación con aceptación de lo que es.

Tú lideras tu vida. Tu eliges a qué pensamientos dar fuerza dentro de ti, cómo te quieres sentir y si hay amor en tu vida o no. Y para ello necesitas librarte de la necesidad de que las cosas cambien, y la necesidad de aprobación y amor de los demás.

Montse Kamala

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